Preguntas frecuentes sobre el proceso de ovulación en mujeres

Autora del artículo: Dra. María Ruiz Olivares
¿Qué es la ovulación?
Seguro que a lo largo de tu vida has experimentado cambios y síntomas en tu cuerpo que has atribuido al proceso de la ovulación, o has escuchado como tu amiga, tu madre o tu hija expresaba “estoy ovulando” en algún momento de su ciclo. Pero, ¿qué es exactamente eso de la ovulación?
Responder a esta pregunta podría ser sencillo, con una breve respuesta directa: La ovulación es la liberación del óvulo desde el ovario hacia la trompa de Falopio. Sin embargo, la ovulación es un proceso complejo que tiene su origen en una serie de cambios químicos que toda mujer sana experimenta a lo largo del ciclo menstrual. Es por eso que explicar lo que es la ovulación sin hacer un repaso de los acontecimientos que ocurren en la pelvis femenina entre una regla y la siguiente puede resultar insuficiente.
¿Cómo se llega a liberar el óvulo?
Empecemos por el principio.
Todos los acontecimientos hormonales que determinan el ciclo menstrual se organizan en torno a un sistema de órganos que son emisores y receptores; entendamos cada hormona como un mensaje, y cada órgano como una oficina de correos en donde es recibido el mensaje, interpretado, y se vuelve a enviar en otro sobre a la siguiente estación. Estas “oficinas de correos” son fundamentalmente 3: El hipotálamo, la hipófisis (ambos localizados en cráneo) y los ovarios (en la pelvis).
La primera “oficina”, el hipotálamo, es capaz de secretar distintos tipos de hormonas (“mensajes”) entre las cuales destaca la GnRH o también llamada hormona liberadora de gonadotropinas. Esta hormona, viaja a través del torrente sanguíneo una corta distancia hacia la siguiente parada, la hipófisis, donde estimula la síntesis de otras dos hormonas importantes en el ciclo menstrual: La LH (hormona luteinizante) y la FSH (hormona foliculoestimulante), entre otras hormonas. Estas hormonas, viajarán también por el torrente sanguíneo, esta vez hasta los ovarios, donde producirán una serie de cambios según su cantidad y concentración, y serán las responsables de la ovulación. Por último, todas las hormonas creadas en este proceso tienen la capacidad de viajar a las estaciones anteriores para informar de que han sido sintetizadas y mediante un proceso de retroalimentación negativa, “apagar” esta cascada de mensajes cuando ya no es preciso.
La emisión y recepción de estos mensajes se produce de manera controlada a lo largo del ciclo, que comienza el primer día de regla y finaliza con la llegada de la regla siguiente. Este ciclo está dividido en dos fases por un evento central que es precisamente la ovulación. Así pues, en la primera fase del ciclo, la FSH aumenta su concentración y se dirige al ovario, donde “da la orden” de que se produzcan estrógenos. Posteriormente reduce su concentración, y el ovario esto lo interpreta como que uno de los folículos (una pequeña bolsa que contiene el óvulo en su interior) que hay en el ovario debe crecer de tamaño y diferenciarse de los demás. Los estrógenos van aumentando progresivamente a lo largo de esta primera fase hasta conseguir concentraciones máximas, viajan hacia la hipófisis y allí generan un pico de secreción de LH que desencadena en el ovario la ovulación unas horas después; esta LH entra en contacto con el tejido ovárico y produce la rotura del folículo que se ha diferenciado del resto, con la liberación del óvulo en dirección a la trompa de Falopio. A continuación, se sucede la segunda fase del ciclo, cuyo desarrollo dependerá de si ese óvulo se fecunda o no.
Como podrás ver, el proceso no es más que una sucesión de mensajes que van moviéndose de un órgano a otro, generando una respuesta determinada en función de cada hormona. Este proceso es, de hecho, mucho más complejo de lo que se ha explicado, interviniendo de manera secundaria muchas otras hormonas y sustancias, que junto a los protagonistas (la FSH, LH, estrógenos) son las responsables de que a lo largo de esta primera fase y en torno a la ovulación se manifiesten síntomas y signos reconocibles por la mayoría de las mujeres. Además, las hormonas no solo acaban produciendo cambios en los ovarios, sino en otros tejidos asociados al ciclo menstrual como el endometrio (la capa más interna del útero que se desprende y sangra con la regla), haciendo que se vaya engrosando para acoger el embrión en caso de que el óvulo se fecunde.
¿Cómo se perciben todos estos cambios hormonales?
El aumento de concentración de algunas hormonas y la reducción de otras pueden ocasionar cambios perceptibles en el cuerpo de la mujer. Así pues, las concentraciones altas de estrógenos que se llegan a conseguir durante la primera fase del ciclo son responsables de que la piel y el cabello se vean más bonitos.
La presencia de estos estrógenos y de la progesterona (otra hormona que comienza a liberarse en la segunda fase del ciclo) afectan también de manera positiva a otros aspectos de la salud, como la densidad de los huesos, la salud cardiovascular, el buen funcionamiento del metabolismo, calidad de sueño, etc.
Además, las fluctuaciones en las concentraciones hormonales se traducen en cambios evidentes en el flujo vaginal, temperatura corporal y otros marcadores que pueden ser empleados para detectar si nos encontramos próximos a la ovulación.
¿Cómo puedo saber si ovulo?
El ciclo menstrual normal tiene una duración media de 28 días, siendo normal siempre que dure entre 24 y 38 días, con una variabilidad no superior a 9 días en cada ciclo, y una duración de la regla entre 2 y 7 días. Estos criterios son válidos siempre y cuando no se esté en tratamiento con ningún fármaco hormonal, como por ejemplo anticonceptivos. Se considera que, si se cumplen estos criterios, es posible que la ovulación se produzca todos los meses.
Si la variabilidad entre ciclo y ciclo es muy elevada (ciclos muy largos o muy cortos, o alternancia de ambos) la posibilidad de que no se esté produciendo la ovulación no es despreciable, y conviene la valoración por parte de un especialista en Ginecología. En muchos casos, la ausencia de ovulación se debe a que el complicado proceso de “mensajería” hormonal falla en alguno de sus pasos.
Para tener más seguridad en que estás ovulando y conocer además en qué momento del ciclo está ocurriendo, ten en cuenta que la duración aproximada de cada fase es de 14 días y entre una y otra ocurre la ovulación normalmente, aunque la primera fase puede ser laxa en términos de duración, y rondar los 12-17 días.
Ayuda también:
- Monitorizar la duración y regularidad de tu ciclo durante varios meses seguidos, empleando calendarios o aplicaciones destinadas a ello.
- Usar pruebas de orina disponibles en farmacia, que detectan la presencia de hormonas que se manifiestan durante la ovulación.
- Monitorizar los signos físicos de la ovulación que somos capaces de percibir, como la temperatura corporal o las características del flujo vaginal.
- Pedirle a tu ginecólogo que valore el realizar un perfil hormonal, haciéndote una prueba de sangre en la segunda fase del ciclo para observar retrospectivamente si se ha producido la ovulación.
El conocimiento del funcionamiento del cuerpo femenino te ayudará a detectar qué signos o síntomas pueden estar detrás de un problema respecto al fenómeno de la ovulación que es tan complejo y necesario para mantener la salud de la mujer. Si percibes alguna anomalía o quieres contar con la valoración de un profesional sobre tu estado de ovulación, no dudes en ponerte en contacto con nuestros especialistas. Rellena nuestro formulario de contacto AQUÍ.
Bibliografía:
- González E, Sánchez JM, Fuentes AM. Evaluación del eje hipotálamo-hipofisario. Programa Oficial de Actualización Profesional para Ginecólogos y Obstetras. Formación Panamericana. 2014.
- Druet A. La ovulación: qué es y cómo saber si estoy ovulando. 2017. Disponible en: https://helloclue.com/es/articulos/ciclo-a-z/la-ovulacion-que-es-y-como-saber-si-estoy-ovulando.
- Ellert W. Fertility awareness-based methods of contraception (natural family planning). En: Fowler GC, ed. Pfenninger and Fowler’s Procedures for Primary Care. 4th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2020:chap 117.
Autora del artículo:
Doctora María Ruiz Olivares