La vacunación está ampliamente recomendada en mujeres, sobretodo en los años previos al inicio de las relaciones sexuales, pero surgen dudas respecto a qué ocurre con los hombres.
La evidencia científica ha demostrado que la infección persistente por ciertos tipos del VPH (virus del papiloma humano), sobretodo los genotipos 16 y 18, está asociada con el desarrollo del cáncer de cuello uterino y de una fracción de otros cánceres anogenitales, de la cavidad oral y de la orofaringe, así como de las verrugas anogenitales. Mediante la prevención de estas infecciones se previene el desarrollo de las lesiones cancerosas y precancerosas asociadas a los tipos de VPH incluidos en la vacuna.
Las vacunas contra el VPH son profilácticas, es decir, previenen la infección de los tipos de VPH incluidos en su formulación, que de manera global son los más peligrosos de cara a la aparición de cánceres.
¿Los hombres pueden contagiarse con el VPH?
Definitivamente sí. Los varones se contagian con el VPH al mantener relaciones con una mujer u hombre que también esté contagiado. Respecto al cáncer de útero, se convierten en transmisores del virus a otras personas. Esto quiere decir que si evitásemos la infección en el varón, estaríamos reduciendo de manera considerable la transmisión en mujeres (y en hombres que mantienen relaciones con otros hombres), y por tanto reduciremos también todas las enfermedades del aparato genital derivadas de esta misma infección. Los varones que tienen relaciones sexuales con otros hombres son un grupo de especial riesgo para padecer la infección y los tumores secundarios al VPH, y por eso algunas comunidades autónomas tienen programas específicos para su vacunación financiada, como es el caso de Andalucía.
¿Qué enfermedades asociadas a la infección del VPH pueden afectar a los hombres?
El VPH no solo se asocia a cáncer ginecológico, si no que también se producen cánceres genitales en los varones provocados por el VPH y cada vez son más frecuentes. La mayor parte de los tumores malignos de garganta son también provocados por estos virus y afectan más a los hombres que a las mujeres. También se asocia en los varones a los tumores de pene y de ano. Las verrugas genitales, mucho más comunes, las padecen también ambos sexos.
¿Se recomienda vacunar a los hombres?
Por todo lo anterior, es evidente que la respuesta es afirmativa. A mediados del año 2020 ya eran 33 los países que habían introducido la vacunación rutinaria de niñas y niños en sus calendarios vacunales. Diversos estudios en hombres muestran que la vacunación de estos beneficia a sus contactos sexuales y a sí mismos, dada la alta eficacia de la vacuna en las lesiones asociadas a VPH y la elevada prevalencia de esta infección en nuestro medio.
Entonces, ¿por qué no está incluida la vacunación de los hombres en el calendario vacunal de la infancia?
Teniendo en cuenta los resultados tan positivos que se obtienen de los estudios realizados en aquellos países donde se vacuna a los niños, se puede concluir que la única causa es económica. Los estudios de coste-eficacia indican que es aconsejable vacunar a los niños cuando se prevé una baja cobertura vacunal en las niñas, cosa que no ocurre en nuestro medio. Es muy importante entender, dadas estas circunstancias, que el hecho de que la vacuna no esté financiada en los varones, o incluida en el calendario vacunal, no significa que no sea recomendable.
¿Qué pauta de vacunación es la adecuada para los hombres y a qué edad?
Para Cervarix y Gardasil 9, se recomiendan 3 dosis intramusculares: a los 0, 1 y 6 meses. Para cualquiera de las tres vacunas, en niños y niñas menores de 15 años, se recomienda vacunar con solo dos dosis distanciadas entre ellas un mínimo de 6 meses y un máximo de 12 meses. Para personas de 15 o más años de edad, indiferentemente de si es mujer o hombre, se vacunará con 3 dosis.
En conclusión, está claro que la mejor manera de prevenir la infección con el VPH es vacunándose. Por esta razón es importante plantear que los niños también sean vacunados contra el VPH. Si esta vacunación no se realizó en la infancia, plantearse realizarla en la edad adulta, en la que se ha demostrado que la vacuna también es segura y eficaz.